lunes, 21 de enero de 2008

foto: L.Cox

Un roce cálido atravezó mi mejilla, subió por mi sien, despeinó mi ceja y me picó el ojo. Detuve mi lectura. -¿Quién fue?-, susurré asustada volviendo los ojos hacia toda la habitación vacía. Difícilmente volví a concentrarme en las líneas cuando sentí un índice menudo que rodeaba lentamente mi boca. Cerré los ojos y disfruté de la caricia hasta que un fuerte zape en la frente la interrumpió y me eché a reír. -¿Eres tu, verdad?- Me senté sobre la cama esperando a que me hablara, pero no hizo y me puse a llorar.

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