miércoles, 13 de febrero de 2008

En la huerta


foto: L.Cox



Lo esperaba dormida sobre la tierra entre aromas dulzones
que ahora revientan en recuerdos de su risa burlona e infantil.
Desde entonces camina con la esperanza en un meloso beso sabor mango.
Sus ojos alguna vez tocaron su alma de lejos,
bajo la promesa de que algún día estaría en ellos.
Pero se fue, la dejó vagando, persiguiendo su figura, y juega y la abandona, vuelve y la corrompe. Es su amo. Él y su fantasma.

Sabe que él ya solo existe en sus sueños de otro tiempo.
Pero espera.
Sus días son frascos llenos de pellejos que no sabe en donde guardar.
En su soledad al borde de la locura llama a cualquiera para acallar esa sangre que hierve al pensar en la cascada de noches en las que él no está.
Se vuelve loca al escuchar que la arena sigue cayendo y él no regresa.
Desquiciada intenta armar su corazón despedazado, pateado y pisoteado por tantas infamias. Aterrada se aferra a una mano fría, vacía y desconocida como la de ella.



1 comentario:

Alejandro Bercini dijo...

No es bueno volverse loco por alguien que no vuelve, por quien no volverá, mejor a recoger los pedazos y armar de nuevo el corazón, puedes pegarlo con UHU o cola loca, o espera a que alguien mas lo haga.
Los pellejos tíralos o únelos otra vez a la piel.
Si se fue, adiós, que venga alguien más.

Happy Valentines =)